A los pies de la Colegiata de Alquézar existe un paseo urbano que discurre entre muros de mampostería a la sombra de olivos de la variedad alquezrana. Este paseo quiere ser un tributo a estas oliveras que contribuyeron en el pasado a sostener la economía doméstica de los habitantes de Alquézar. Al frente, se pueden contemplar campos organizados en bancales en donde se cuentan más de 500 ejemplares de esta variedad.
En los alrededores de la población, junto a la carretera A-1233, entre la localidad de Radiquero y el desvío a Adahuesca se pueden contemplar magníficos campos.
El olivo “Olea europea” es un árbol admirable: fuerte y robusto, es capaz de resistir temperaturas extremas (de 40ºC a –7ºC), de soportar largos períodos de sequía y de vivir en suelos pobres y pedregosos. Todo ello lo convierte en en la especie arbórea por excelencia del agroecosistema mediterráneo, en el que está presente desde hace 10.000 años. En el Somontano, los olivares se alternan con otros cultivos leñosos (vid y almendro) y con bosques de carrascas conformado un paisaje de una gran riqueza. Pero al margen de su contribución a la calidad del paisaje, su aportación es decisiva también para el mantenimiento del suelo y su patrimonio genético es tan rico que ni siquiera se conoce por entero. Y es que los esmerados cuidados de nuestros antepasados nos han legado olivares centenarios en los que existen al menos 18 variedades o cultivares, algunas exclusivas de una única población.
La variedad alquezrana se localiza sólo en el norte del Somontano y en algunos pueblos como Asque, existen olivos milenarios todavía productivos. Se llama alquezrana porque se trata de la variedad dominante en Alquézar. El árbol, de vigor elevado, tiene un porte erguido, ramaje claro y tendencia al crecimiento vertical de sus ramas. Presenta una gran resistencia al frío. Sus hojas son cortas y anchas.
Sus frutos son ovalados y de color negro en la madurez, pero ésta es tan tardía, que algunos años no pasan de un tono rojizo, sin llegar a tomar su color de plena madurez. Cambia de color uniformemente por todo el fruto.
Se usa exclusivamente para aceite, que tiene un intenso color verde y un exquisito sabor, pero no para verdeo ni aliño.