Para descubrir todos los secretos del aceite, su historia y su elaboración hay que visitar la localidad de Buera. En la antigua almazara, el Torno de Buera, se explica toda una serie de creencias vinculadas al aceite que permanecen arraigadas en lo más profundo del sentir de las gentes de Guara Somontano. También se explica el proceso productivo a través de los elementos originales (molino, prensa de libra, decantadores, ...), maquetas y paneles explicativos.
En Salas Bajas, también se puede visitar (previa cita) la antigua almazara o torno (que dejó de funcionar como tal en 1979) y que se ha convertido en un espacio dedicado al cultivo tradicional del olivo.
En Barbastro puede contemplarse una prensa de libra sita en la Calle Las Fuentes, muy similar a la de Buera y espectacular por sus dimensiones.
Este patrimonio vivo, herencia de generaciones pasadas es también símbolo de la civilización mediterránea, a la que ha proporcionado tradicionalmente alimento, medicina, combustible, abono y aceite para socializar sus ritos.
Su aportación a las economías rurales del Somontano ha sido decisiva, ya que en el pasado, de la cosecha de olivas dependía la miseria o el desahogo de muchos de nuestros pueblos.
Esta dependencia dio lugar a multitud de fiestas, mitos, creencias y rituales, que no tenían otro objeto que propiciar la fecundidad de las oliveras.
- La Fiesta del Crespillo se celebra en Barbastro (y en muchas otras localidades del Somontano) en torno al 25 de marzo. Se trata de un rico postre que se realiza el día de la Encarnación con la finalidad de propiciar mágicamente la fertilidad de las oliveras.
- En otros muchos pueblos del Somontano se elaboran crespillos el día de la Encarnación y se organizan degustaciones populares (Salas Altas, El Grado, Colungo...)
- En el Santuario de Nuestra Señora de Dulcis, en Buera, se unge la lengua de los niños con aceite de la lámpara de la Virgen a fin de dotarlos de facilidad de palabra (2º sábado de mayo).
- Como norma general, para agradecer la generosidad de las oliveras, el primer aceite que se obtenía cada año, era donado por los vecinos para alumbrar los altares de las ermitas del Somontano.
- En algunas localidades, las ramas de olivo del Domingo de Ramos se usaban para proteger los sembrados y las viñas del pedrisco y las heladas. Estos ramos bendecidos todavía se colocan en los balcones, ventanas y puertas de muchas casas del Somontano.
- En el pasado, al término de la recolección de las aceitunas, se celebraba la fiesta de la rematadura, en la que se comía ajaceite acompañando a otros manjares.