La Villa de Naval se sitúa a los pies de la Sierra de Arbe, en uno de los entornos naturales más bellos del Somontano, a 30 km. de Barbastro. Toda el área queda enmarcada por el ondulado relieve de unas sierras cuyas alturas máximas, entre los 900 y los 1000 m. están pobladas de bosques y surcadas por ancestrales caminos.

Los barrancos que arañan sus laderas vierten sus aguas al río Cinca, cuyas bravas aguas se remansan en el cercano Embalse de El Grado.

El territorio ofrece también un completo paisaje cultural, ya que está cuajado de grandes atractivos como las ancestrales tradiciones artesanas en torno al barro y la sal, que dotan de personalidad propia a la Villa.

El caserío, que se ordena en calles paralelas, configura un entorno urbano de los más hermosos y mejor conservados del Somontano. Las calles y casas se adaptan a la pendiente, por lo que existen acusados desniveles entre las calles y se encuentran alturas inusuales en el Somontano, de 3 y hasta 4 pisos.

El barrio más emblemático es el más antiguo, el de Cotón, cuyo trazado tiene un particular encanto. Algunas casas vuelan sobre la calle formando pasadizos; sus calles son sinuosas y se van quebrando a cada esquina, lo que le aporta un cierto carácter defensivo y aire medieval. En ocasiones los aleros de los tejados casi tocan debido a la angostura de las calles.

Naval creció al abrigo de un castillo del que aún quedan restos junto a la actual colegiata de Santa María, construida en el siglo XVI en estilo gótico tardío.

La villa es conocida sobre todo por su tradición alfarera, de origen medieval y morisco y aún viva. Los mejores lugares para descubrir los secretos del barro son los talleres de los artesanos alfareros y el Centro de la Alfarería, ubicado en el antiguo alfar rehabilitado “Casa Palomera”.

Además de la alfarería, fue la sal el producto que tradicionalmente dio trabajo y riqueza a los navaleses. El de La Rolda es uno de los múltiples salinares que se construyeron para explotar los manantiales salinos.

La Ermita de los Dolores (siglo XVIII) coronando el monte de la partida de Santa Cruz, posee una magnífica vista panorámica. La de Santa Quiteria se yergue coronando un altozano, junto al Castillo de Piedra Pisada. Data del siglo XVI con remodelaciones del XVII.

El hermoso paisaje que rodea la villa la convierte en un lugar ideal para practicar el senderismo por caminos balizados tanto de largo (GR 45) como de pequeño recorrido (PR HU 72) o por el “Camino de la Sal”, un recorrido didáctico por el entorno de Naval.

 

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