Los habitantes de Asque y de Colungo (poblaciones adscritas al mismo municipio) tradicionalmente se comunicaban a través del Puente del Diablo, erigido en un emplazamiento espectacular en el barranco del Fornocal.

Colungo es un magnífico lugar para emprender excursiones, acercarse a los puentes del Barranco de las Palomeras y de las Gargantas y contemplar los abismos que se abren entre los conglomerados del Fornocal.

Un paseo por el pueblo nos descubre antiguas casas solariegas de los siglos XVI, XVII y XVIII, como Casa Notario, Casa Broto y Casa Avellanas.

La iglesia parroquial , dedicada a Nuestra Señora del Pilar, fue erigida en el siglo XVI en estilo gótico tardío. Al exterior, las numerosas marcas de cantero nos remiten a la cuadrilla que trabajó en su construcción bajo la dirección del gran maestro Joan Torón.

Como en muchos otros lugares del Somontano, tradicionalmente se aprovechaba el vino agrio para la destilación del aguardiente; en la actualidad se elaboran aquí licores de café, té, frutas silvestres, orujo y sobre todo, el anís que ha hecho famoso a Colungo.

En la Demba de Nadal, a las afueras, se conserva una “olivera” milenaria, que aseguran los del lugar, fue plantada por los “moros”. Todos los años su dueño obtiene una cosecha excelente.

El Centro del Arte Rupestre es el lugar de información y punto de partida para iniciar un apasionante viaje por la prehistoria del Alto Aragón a través de las pinturas rupestres del Parque Cultural del Río Vero

 

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