Limitando con la llanura premonegrina el paisaje de Laluenga ofrece otra cara del Somontano: suaves relieves alomados y sasos, que hace tiempo estuvieron cubiertos de bosques de encinas.

Sus habitantes, en las últimas décadas han transformado el paisaje dando lugar a vastas extensiones de regadío.

Pero en el pasado, la lucha por la supervivencia hizo aquí del agua un bien tan preciado como necesario que obligó al hombre a idear medios singulares para almacenarla o para extraerla del subsuelo, ante la falta de manantiales superficiales. Los Pozos fuente son el testimonio de su tenacidad.

El casco urbano de Laluenga está articulado en torno a la calle Mayor, en donde se localizan bellas casas solariegas.

En uno de los extremos de la calle Mayor se levanta la iglesia de Santa María Magdalena. Es un templo románico (siglo XII), de una nave cubierta con bóveda de cañón apuntado, al que se abrieron varias capillas entre los siglos XVI y XVIII. La portada (1.587) fue profusamente decorada en estilo renacentista.

Los muros de mallacán, un conglomerado de color rojizo que se saca de los mismos campos de cultivo, y de tosca, piedra caliza, ligera y porosa, caracterizan el paisaje rural del Sur del Somontano.

En un desolado paraje en el barranco de La Clamor, se localizan las ruinas del despoblado medieval de El Almerge, con los restos de su antigua iglesia románica de San Isidro.

Desde Laluenga es posible enlazar con la antigua cabañera Broto-Mequinenza.