Peralta de Alcofea ocupa el límite sur de la comarca, en un terreno suavemente ondulado sobre el río Alcanadre y muestra otra cara del Somontano: un paisaje semiárido de suaves relieves alomados y sasos, poblado de sabinas, enebros y plantas aromáticas.
Sus habitantes, que tradicionalmente se dedicaron a los cultivos de secano (cereal), en las últimas décadas han transformado el paisaje dando lugar a vastas extensiones de regadío en las que se cultivan plantas forrajeras, maíz o alfalfa.
El municipio comprende los núcleos de El Tormillo y Lagunarrota. Además de ser escenario de una naturaleza sorprendente, estas tres poblaciones conservan interesantes huellas de su pasado medieval.
Para descubrir el variado mosaico de paisajes que ofrece el Somontano, de Sur a Norte, nada mejor que iniciar desde Peralta de Alcofea la Ruta de la Trashumancia, un recorrido de 37 Km. señalizados practicable tanto a pie como en BTT.
La memoria de sus orígenes se pierde en la noche de los tiempos (época íbera) cuando la vida se concentraba en los poblados de Peralta la Vieja y Puimeler (monte de la miel), cercanos al río Alcanadre, en donde también se han hallado monumentales restos de obras hidráulicas de origen romano (restos de una gran presa y de los estribos de un puente).
Latino es también el topónimo “Petra Alta”, mientras que el de “Alcofea” evoca los tiempos en que estas tierras estuvieron dominadas por el Islam.
Su pasado es legendario: se cuenta que aquí acampó el Cid Campeador con sus huestes, cuando hacia el 1099, desterrado de Castilla, entró al servicio del rey de Zaragoza para combatir a su desleal hermano, el rey de Lérida.
Un paseo por sus calles nos descubre algunas casas patrimonio de antiguas familias infanzonas.
Liebres, perdices, jinetas, zorros, tejones, garduñas o jabalíes encuentran en los montes de Peralta todo lo necesario para vivir y reproducirse. Pero lo más destacado del territorio es su riqueza ornitológica, ya que en aquí habitan el sisón y la ortega, la carraca, el aguilucho cenizo, el alimoche y la majestuosa águila real.
La Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, obra del románico pleno declarada Monumento Histórico-Artístico, fue construida entre finales del siglo XII y principios del XIII.
En lo más alto del caserío se yergue la ermita románica de San Juan, obra del siglo XIII.