Apenas quedan restos del antiguo castillo, que ocupó el extremo nordeste del casco urbano. Fue erigido en torno al año 1055 y en parte se cimentó sobre la roca viva. De planta irregular, sus muros estaban conformados por grandes sillares de arenisca de más de 1, 80 m. de espesor.
Entre los sillares con los que se erigió la torre se pueden descubrir numerosas marcas de cantero (flecha, estrellas, cruces...)
También se conserva buena parte del perímetro amurallado, aunque no en toda su altura.
En el interior del recinto amurallado estuvo la primitiva parroquial románica, de la que no se conservan restos. Hoy se sitúa allí el centro de Leyendas y Tradiciones.