La Ermita del Santo Cristo, construida en el siglo XII, se encuentra en lo más alto del congosto de Olvena, en un lugar espectacular en el que se situaba la fortificación que controlaba la confluencia de los ríos Ésera y Cinca.
El templo ocupa la zona más oriental de la plataforma, mientras que el castillo debió localizarse en el actual cementerio. Se inscribe pues en el extenso grupo de pequeños templos y ermitas asociadas a los restos de un castillo y su carácter castrense se ve acentuado por las dos estrechas aspilleras marcadamente defensivas abiertas en el muro occidental.
Es de planta rectangular cubierta con bóveda de medio cañón y en origen constó de un ábside semicircular que desapareció probablemente por derrumbe y fue sustituido por un testero plano en el siglo XVIII.
Un par de contrafuertes añadidos refuerzan el muro norte. La puerta se abre en arco de medio punto dovelado, de sencilla factura y sin decoración.