Torres de Alcanadre se sitúa en la orilla izquierda del río que le da nombre, a 389 m. de altitud, en un entorno de enorme calidad panorámica.
Ya en la zona próxima a los Monegros, al sur de la comarca del Somontano, el paisaje que rodea a la población es horizontal y sorprendente: superficies de areniscas, cornisas verticales y cantiles y salpicados de monolitos de piedra.
Al fondo, el río Alcanadre vivifica con sus aguas las estériles piedras y el verde de los árboles de ribera estalla sobre las ocres areniscas.
Desde que el territorio fuera conquistado a los musulmanes, la población estuvo vinculada al monasterio cisterciese femenino de Casbas, al que se entregaban como renta grandes las cantidades de cereal, vid y lino.
Hoy los secanos que tradicionalmente caracterizaron el paisaje agrícola de Torres de Alcanadre se han trasformado en fértiles regadíos en los que se cultiva maíz y alfalfa.
Pero tampoco faltan las nuevas iniciativas vinculadas al ocio y al turismo de naturaleza, pues en los cantiles rocosos del río encuentran refugio el águila real, el alimoche o el búho real, especies muy vulnerables que cruzan libremente los cielos del Somontano.
La iglesia parroquial está dedicada a Nuestra Señora y fue construida en el siglo XVII, en estilo barroco popular.
Junto al cementerio, la ermita de San Bartolomé (ss. XIII-XVII) se alza sobre un bancal de arenisca con una bella panorámica del río Alcanadre.
Al municipio de Torres de Alcanadre se adscribe Lacuadrada, en donde se pueden encontrar balsas y corrales asociados a la cabañera Broto-Mequinenza. Grandes rebaños subían hacia los pastos pirenaicos para pasar allí el verano y bajaban de nuevo a la Tierra Plana en busca de inviernos más benignos.