El entramado urbano de Alquézar es de origen musulmán y hoy en día se conserva casi idéntico a como era su estado de época medieval.
Bien adaptado a la topografía del lugar, las casas se fueron construyendo a los pies de la colegiata siguiendo las curvas de nivel y creando un conjunto urbano de calles con un trazado sinuoso. Una red de calles bien enlazadas mediante otros callejones más pequeños, por un lado permitían a la población resguardarse de las inclemencias del tiempo y por otro ganar un espacio más o habitación en las casas. A estos callejones se les llamaba “callizos”.
Su conservación ha sido posible gracias al Plan Especial de Protección del Conjunto de Alquezar.