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La abundancia de aljibes en las tierras de Castejón del Puente, da cuenta de la ancestral necesidad del hombre de almacenar el agua allí donde obtenerla era difícil.

El aljibe de La Bella, de planta rectangular, muy próximo a la ermita, se construyó con voluminosos sillares de piedra. Los canalillos labrados en la roca conducían el agua de lluvia hasta el interior de la estructura. Cuentan los lugareños que tras las tormentas, el aljibe alcanzaba los dos metros de profundidad.

Para evitar que personas y animales cayeran en su interior, se rodeó de un muro. Unas escaleras compuestas por inmensos bloques de piedra arenisca, facilitaban a los vecinos el acceso al agua. Hasta hace poco, era fácil verlos llenando sus cántaros con agua para beber y cocinar.

 

  • Castejon del Punete. Aljibe de la Bella 2
  • Castejon del Punete. Aljibe de la Bella

 

Una red de acequias de orígenes remotos, surca los campos de Castejón del Puente para llevar el agua hasta los rincones más apartados. Sus gentes han mantenido durante siglos estos riachuelos artificiales, para conducir el agua hasta sus cultivos.

Hoy, desparecida la rueda elevadora, la formidable estructura de sillares que la sustentaba todavía da idea de la grandiosidad de la noria de la Huerta Vieja.

La noria se servía de unas vasijas o cangilones para extraer el agua, mientras el “cequiero” velaba por el buen funcionamiento de su mecanismo. Tras la noria aún pueden verse los restos de la “zabacequia” o caseta del cequiero.

Esta noria, junto a otra similar en Almudévar, es el único ejemplar que se conserva en el Alto Aragón.

 

  • Castejón. Noria 2
  • Castejón. Noria

 

En época romana estas tierras ya estaban habitadas. Muy cerca de aquí se fundó el municipio de Tolous, identificado con el Santuario de la Alegría, en Monzón. El geógrafo latino Estrabón, en su obra “Geografía” mencionó la calzada que discurría junto a aquel, uniendo Ilerda (Lérida) y Osca (Huesca). Su trazado atraviesa los campos de Castejón del Puente.

En la antigüedad el río Cinca era conocido como Cinga Rapax (el voraz Cinca), por la bravura de sus avenidas, capaces de destruir los puentes. La calzada romana cruzaba el río Cinca a través del puente, cuyos restos (doce pilastras y los dos estribos) aún se pueden ver cerca de Castejón. Era de gran longitud (unos quinientos  metros y veinte arcadas) y su trazado, en parte, estaba fuera del lecho del río, en previsión de posibles aluviones.

Sin duda, el puente de Castejón fue una pieza clave en las comunicaciones de la zona. Buena muestra de ello es que en sus cercanías se llegó a formar un poblado llamado “El Pon”.

Esta monumental obra continuó en uso durante toda la Edad Media, hasta bien entrado el siglo XVI.

La destrucción definitiva del puente durante las Guerras Carlistas, en el siglo XIX, trajo consigo la necesidad de buscar una alternativa para cruzar el Cinca. Fue así cómo, junto al milenario viaducto, se levantaron un embarcadero y una caseta para el barquero, con sillares reaprovechados de las desmoronadas pilastras romanas.

Una barca de maroma transportaba gentes y mercancías de una orilla a la otra: con la ayuda de una polea y de la fuerza del barquero, una soga movía la barca. Una sirga de acero sustituyó a la soga de esparto poco antes de que el transporte por carretera condenase al olvido a la barca.

 

  • Castejon. Puente romano 2
  • Castejon. Puente romano 3
  • Castejon. Puente romano

 

Las gentes de estas áridas tierras de Guara Somontano, ante la escasez de manantiales superficiales, idearon un medio para acceder con comodidad al agua subterránea. Son los pozos fuente, una estructura compuesta por una rampa con escaleras, en parte cubierta, que conduce a la cámara abovedada que contiene el agua.

En pozo fuente que hay en Monesma se conoce como “Pozo de la Cabañera”. Los numerosos rebaños que frecuentaban la cabañera se detenían en un abrevadero desaparecido, que debía llenarse con mucho esfuerzo y muchos viajes.

Su agua molla (blanda) no tiene la suficiente calidad para ser bebida. Sin embargo, gracias a tres galerías excavadas en la roca por las que se filtra, mana con regularidad.

Junto al pozo hubo pilas de piedra para lavar. Llenarlas era un trabajo duro para el que las mujeres mayores requerían la ayuda de los zagales.

 

  • Monesma. Pozo fuente 2
  • Monesma. Pozo fuente 3
  • Monesma. Pozo fuente 4
  • Monesma. Pozo fuente

 

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