logo2019 300

El curso del Vero es subterráneo un buen tramo hasta renacer en Lecina. A partir de aquí se abre camino a través de espectaculares cañones y estrechas gargantas. Las pinturas rupestres cercanas a Lecina y Alquézar dan testimonio de la remota actividad que surgió en su entorno en época prehistórica.

En tiempos islámicos el Vero actuó como vía natural de comunicación entre Al-Qsar (Alquézar, la fortaleza) y la ciudad musulmana de Barbastro, capital del distrito de la Barbitanya. Más tarde, el río se convertiría en el corredor natural para la penetración de las tropas aragonesas en su avance desde el Sobrarbe hacia la conquista de la tierra llana.

Pese a la angostura de su cauce a su paso por Alquézar, sus aguas fueron aprovechadas al máximo y los molinos, azudes y puentes que conserva, dan testimonio de la intensa actividad que se dio aquí en tiempos históricos más recientes.

Una presa es una barrera que eleva el nivel del agua para desviarla a una acequia y utilizarla como fuerza hidráulica o para riego. La de Alquézar tiene su origen en época medieval, y el agua que retenía era desviada por una acequia hasta un viejo molino, hoy desaparecido. Hacia 1909 la presa fue recrecida con obra de cemento y se construyó la acequia que hoy vemos para llevar el agua hasta las turbinas de una minicentral hidroeléctrica que se había instalado aprovechando un viejo molino.

A medida que se desciende por el río, las aristadas paredes calcáreas van dejando paso a los redondeados conglomerados. Bajo estos cantiles se encuentra otro azud o presa, que en origen pudo servir para mover las palas de un batán muy antiguo.

El batán es una máquina destinada a transformar unos tejidos abiertos en otros más tupidos. La fuerza del agua mueve una rueda que activa los mazos que posteriormente golpearán los tejidos hasta compactarlos. Las fuentes documentales citan el batán de Alquézar en 1190. Esta actividad preindustrial incipiente, teniendo en cuenta que es en el siglo XII cuando empiezan a aparecer estas máquinas, da cuenta de la prosperidad que disfrutó la villa de Alquézar en época medieval.

Más tarde, entre los siglos XIV y XV el azud se puso al servicio del molino harinero situado unos 200 m. más abajo.

El agua conducida desde el azud por una acequia se acumulaba en el balsal. Así el molinero se garantizaba la molienda sin necesidad de estar sujeto al variable caudal del río. El agua era engullida con voracidad por el molino a través de los saetines, ponía en marcha la muela y volvía a salir por los cárcavos. Estas cavidades son el único elemento constructivo que distingue al molino de una casa de campo.

 

  • Alquezar. Acequia presa central y molino 2
  • Alquezar. Acequia presa central y molino 3
  • Alquezar. Acequia presa central y molino 4
  • Alquezar. Acequia presa central y molino 5
  • Alquezar. Acequia presa central y molino 6
  • Alquezar. Acequia presa central y molino 7
  • Alquezar. Acequia presa central y molino

 

En el centro de Abiego encontraremos su fuente pública, un elemento popular y tradicional en los pueblos de la zona, alrededor del cual se relacionaban antiguamente sus habitantes. 

La de Abiego es similar a otras fuentes tradicionales del Somontano, ya que responde a un modelo que se gestó en el siglo XVI y que fue tan eficaz que se siguió utilizando exactamente igual durante cientos de años, hasta el siglo XIX. Asimismo, la fuente está dividida en tres espacios: la pieza central, que es la que sirve para que beban las personas; un abrevadero, que recoge el agua que derraman los caños y sirve para que beban los animales; y un lavadero, que se utilizaba para lavar la ropa. Por último, una serie de acequias que sirven para regar las huertas contiguas, prolongan el conjunto. 

Merece la pena destacar que la fuente de Abiego, a diferencia de la mayoría de fuentes que encontramos en los pueblos de la comarca, tiene alrededor de los caños por donde sale el agua, unas figuras en forma de máscara que lo adornan, cuya intención es copiar a otras fuentes más elaboradas. 

 

  • Fuente-Publica-BANNER

 

En la zona de los huertos se encuentra la Fuente del Lavadero. Es el principal manantial de los que existen en aquella zona, pues su caudal supera los 60 litros de agua por segundo. Durante todo el año mana a una temperatura de 15-16 º C.

El agua, que llega a cielo abierto a través de un túnel excavado en la roca de unos 35 metros, riega los huertos del entorno y por una acequia semisubterránea denominada del Regalo, llega a regar también campos de olivos, frutales y viñedos.

Esta fuente, datada a través de una inscripción epigráfica en 1735, es la más monumental de cuantas se construyeron en Guara Somontano. Además de pilastras molduradas, capiteles con rosetas, carnosas hojas de acanto y volutas, presenta 12 cabezas de león a través de cuyas bocas vierten los caños. Todo ello denota un buen conocimiento por parte del autor del lenguaje clasicista.

Por su magnífica decoración y estructura, no responde al concepto de fuente tradicional, sino a un modelo culto, que desempeñó en las ciudades y pueblos un papel ornamental y simbólico, representando dignamente el orgullo de toda una sociedad y de las autoridades municipales, que como celebra el escudo que las preside, habían traído la bondad de las aguas y la prosperidad de sus habitantes.

 

  • Estadilla. Fuente de los doce caños 2
  • Estadilla. Fuente de los doce caños 3
  • Estadilla. Fuente de los doce caños 4
  • Estadilla. Fuente de los doce caños

 

La construcción del embalse y la presa de El Grado (concluída en 1969), marcó un importante cambio en la forma de vida y el paisaje gradense.

Ocupa una superficie de 1.273 Ha. y embalsa 400 Hm.3. Forma parte del sistema de riegos del Alto Aragón, puesto que en él se origina el canal del Cinca. También se aprovecha hidroeléctricamente mediante un salto de pie de presa

Ofrece al visitante un inmejorable espectáculo donde el azul del cielo queda perfectamente reflejado en la lámina de agua. La coronación de la presa es un lugar excelente para observar el embalse, con el santuario de Torreciudad y el Pirineo al fondo, y justo enfrente, el valle del Cinca con su característica vegetación de ribera. También desde allí el observador paciente verá saltar las truchas y otros ciprínidos.

En este enclave se celebran tradicionalmente diversas pruebas de la modalidad de orientación subacuática organizadas por la Federación Aragonesa de Actividades Subacuáticas (FARAS). Es también uno de los lugares donde se vienen realizando desde hace lustros las maniobras subacuáticas de la Sección de Actividades Anfibias (SAA) y del Regimiento de Pontoneros ubicado en Monzalbarba (Zaragoza).

La presa ofrece visitas guiadas bajo cita previa:

Mail: [email protected]

Teléfono: 976 711 045

 

  • El Grado. Embalse 2
  • El Grado. Embalse 3
  • El Grado. Embalse 4
  • El Grado. Embalse

 

We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.