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Los regadíos del Somontano se han mantenido, por medio de una red de acequias, azudes y presas, desde tiempo inmemorial.

Podrían vincularse en sus orígenes con el pasado musulmán de estas tierras: De hecho, la tradición popular dice de este azud que es obra de moros. Pero pese a su remoto pasado, como es lógico, estas construcciones fueron sucesivamente reedificadas debido a la destrucción causada por las periódicas avenidas del Vero.

Un azud, (del árabe hispánico assúdd, y éste del árabe clásico sudd) es una presa hecha en los ríos a fin de tomar agua para regar y para otros usos.

La de Pozán es una de las más monumentales obras de su clase, de las mejor construidas y conservadas.

Se trata de un consistente muro, muy bien asentado sobre la roca, construido en un punto donde el río había formado un gran pozo, que se ahondaría con el salto. Quizás este pozo fuera el origen de la localidad ya que en su primera mención en 1095 aparece como "Poz sant”.

Estaba destinado a elevar el nivel del agua para derivarla a la acequia de San Marcos y utilizarla para mover varios molinos y un batán y para regar las huertas de Castillazuelo y Barbastro.

En 1606 el fustero de Barbastro Luis de Ruesta y su hijo, se encargaron de la reconstrucción de un azud cerca de aquí con madera de roble. Los azudes de carpintería actuaban de la misma manera que los de piedra, ya que entre sus vigas también contenían rocas menudas. Fueron los más corrientes hasta el siglo XVI y XVII: aunque eran más frágiles que los de cantería, su precio era muy inferior.

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  • Pozan de Vero. Azud o Salto 2
  • Pozan de Vero. Azud o Salto 3
  • Pozan de Vero. Azud o Salto 4
  • Pozan de Vero. Azud o Salto

 

En 1571 el Concejo de Barbuñales encargó a Simón de Carre y Rodrigo del Camino la construcción de esta fuente.

Como muchos otros canteros, los dos eran naturales de Ajo, Santander. El trabajo les había traído a Guara Somontano, ya que se vivía una época próspera, se habían emprendido muchas construcciones (puentes, capillas, iglesias, casas solariegas) y el buen hacer de sus paisanos era reconocido en todo el Reino. Habían trabajado en Cuenca, en Zaragoza; habían construido puentes, capillas y molinos y tras concluir su trabajo en Barbuñales recibirían el encargo de construir en Barbastro la desaparecida Fuente del Muro, en la Tallada.

Aunque esta fuente es austera y funcional, los sillares de piedra, cortados con tanto esmero y cuidado como los que se hubieran destinado a una iglesia, aportan nobleza  a la construcción.

Este modelo, que aunaba de forma inteligente las cuatro funciones, se mostró tan eficaz que se seguiría utilizando durante cientos de años sin apenas variantes, desde que apareciera en la segunda mitad del siglo XVI. Como sucede con casi todas las fuentes de Guara Somontano, el agua se canalizó y condujo desde más lejos, hasta este lugar en el entorno del pueblo.

La conducción subterránea se hizo mediante unos caños de barro cocido llamados alcaduces, que habían de cavarse harto hondo ya que muy mejor se conservan quanto más bajos están puestos dentro de tierra y también el agua es más fresca en el verano y en el invierno no hay peligro de yelarse. Aunque se hacían alcaduces también de madera y de metal, los de barro eran los más baratos, los más usuales y los que hazen mejor sabor de agua porque la agua, estando en la tierra, está en su asiento universal.

Éstos se encargaron a un alfarero de Barbastro llamado Batlanau. Por los 2.000 alcaduces que completaban la conducción de 800 metros cobraría 700 sueldos jaqueses.

En los lugares de secano la fuente era el único medio de proveerse de agua. Aquí se llenaban los cántaros para beber en casa, abrevaban las caballerías y los ganados, se lavaban de vez en cuando las ropas y el agua sobrante aún se encauzaba para regar con ella los huertos cercanos.

 

  • Barbuñales. Fuente de las Calzadas 2
  • Barbuñales. Fuente de las Calzadas 3
  • Barbuñales. Fuente de las Calzadas 4
  • Barbuñales. Fuente de las Calzadas

 

En esta zona de Guara Somontano, donde los manantiales superficiales son escasos, se utilizó de manera generalizada una solución singular para garantizar el abastecimiento de agua: la excavación en la roca de un pozo, con varias galerías, al que se accede por un tramo de escaleras en parte abovedado.

Todos los pozos tienen una estructura similar, (un tramo descubierto de escaleras al que le sucede otro abovedado que conduce a la cámara en la que se almacena el agua) pero éste, al haber sido totalmente horadado en la roca, presenta un aspecto mucho más tosco.

En esa rudeza en la ejecución y en la irregularidad de su abovedamiento, es en lo que radican su singularidad y también su encanto.

 Su origen es incierto, quizá de época musulmana o todavía más antiguo y se han seguido utilizando hasta que el agua corriente, hace pocas décadas, ha llegado a las casas.

 Para disponer de agua aquí se buscó la comodidad en el acceso, para facilitar a las mujeres esta obligada tarea diaria.

Fuera del pozo, mientras los cántaros llenos reposaban en los foraus (agujeros) del antepecho, mozos y mocetas se encontraban... Era el momento del cortejo.

En la cercana localidad de Laluenga existe el más monumental de cuantos pozos se construyeron en Guara Somontano. Por ello se ha localizado allí el Centro de los Pozos fuente de Guara Somontano, un pequeño espacio en donde el visitante descubrirá las claves para comprender y valorar estos singulares elementos de nuestra arquitectura hidráulica, que se hayan repartidos por todo el territorio: Lagunarrota, Monesma de San Juan, Laperdiguera.

 

  • Ponzano. Pozo fuente 2
  • Ponzano. Pozo fuente 3
  • Ponzano. Pozo fuente

 

La comunicación entre los pueblos del Valle de Rodellar se articuló, durante siglos, a través de una extensa red de buenos caminos cercados por muros de piedra seca, que impedían al ganado acceder a los cultivos.

Para salvar obstáculos como el paso del río se construyeron puentes (el de las Cabras o el de Pedruel) o simplemente pasaderas, grandes piedras que permitían a las personas pasar de una a otra orilla sin mojarse.

Junto a los troncos echados sobre el cauce, la colocación de piedras o losas es el sistema más antiguo y simple que ha venido usando el hombre desde la prehistoria. El vado de Pedruel se podía salvar gracias a estas pasaderas.

El aprovisionamiento de materiales o la necesidad de llevar el cereal hasta el cercano Molino de la Valle, requería el uso de caballerías para facilitar el transporte de las pesadas cargas. Burros, asnos, y mulos cruzaban también sobre las pasaderas.

Sin embargo, después de las tormentas, era frecuente que el tráfico quedara interrumpido ya que las piedras eran arrastradas con las grandes crecidas del Alcanadre. Una y otra vez, después de cada avenida, los vecinos de las población debían recolocar las piedras con gran esfuerzo para recuperar el paso.

 

  • Pedruel. Pasaderas 2
  • Pedruel. Pasaderas 3
  • Pedruel. Pasaderas 4
  • Pedruel. Pasaderas

 

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