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La Villa de Berbegal se alza sobre una atalaya a 512 metros de altitud, entre los ríos Cinca y Alcanadre. Esta posición privilegiada la convierte en un excelente mirador del Somontano y sus pueblos, de los Pirineos y de las llanuras monegrinas que se extienden al sur. Pero no solo sus bonitas vistas hacen que merezca la pena visitar este enclave, su patrimonio histórico relata cómo Berbegal ha sido un importante lugar de paso para romanos, reyes medievales, las tropas del Cid campeador, templarios y peregrinos del Camino de Santiago, entre otros. Y es que por pasar, pasa incluso el meridiano de Greenwich por aquí. Descubramos un poco más de su rica historia. 

Su origen se remonta muchos siglos atrás, de ahí que todavía se conserven los menhires de Muyed o Santa Águeda, que son monumentos megalíticos colocados verticalmente en el suelo, que supuestamente se utilizaban para realizar rituales en el periodo Neolítico. Pero los verdaderos orígenes de Berbegal son romanos. De hecho aún se puede pasear hoy en día por un tramo de la antigua calzada romana de Caum (como se conocía entonces a Berbegal), que unía las ciudades de Ilerda (Lérida) y Osca (Huesca). 

La situación privilegiada de Berbegal también hizo que los templarios erigieran aquí una fortificación que más tarde regirían los caballeros del Hospital. El llamado Arco del Hospital es el único resto que aún se conserva. 

Los amantes de la historia no solo podrán apreciar el patrimonio cultural de Berbegal, también podrán dar un bonito paseo por la Senda del Meridiano, que debe su nombre que por aquí pasa a línea imaginaria que sirve para que el hombre pueda ubicarse en el globo terráqueo y rige, entre otras cosas, los husos horarios; es decir, el famoso meridiano de Greenwich. En definitiva, sobran los motivos para conocer la histórica Villa de Berbegal. 

 

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Bierge está en el mismo corazón del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. El río Alcanadre penetra en el término municipal procedente de Bara y lo hace de una forma espectacular en el paraje cercano de la Fuente de Tamara y el Puntillo, una ruta que ofrece bellas panorámicas de montes de almendros y una perspectiva completa del cauce del río remansado por el famoso Salto de Bierge.

Bierge cuenta hoy con muchos elementos de interés, como la iglesia románica de San Fructuoso, decorada con interesantes pinturas murales de estilo franco-gótico. O la multitud de escudos heráldicos que adornan las casas, debido a la fiebre nobiliaria que vivió la zona en el siglo XVIII. También merece la pena visitar la coqueta Ermita de San Pedro de Verona, a quien dedican sus fiestas mayores. 

Saliendo por la carretera de Rodellar se encuentra el Centro de Interpretación de la Sierra y Cañones de Guara, y a unos dos kilómetros de la localidad, junto al Alcanadre, el molino de Bierge, transformado en central hidroeléctrica a principios del siglo XX, con azud y salto de 10 metros, muy frecuentado en verano.

Otro de sus atractivos y fuente de riqueza es su alabado aceite. Y es que Bierge tiene fama de producir un aceite muy bueno. Allí permanece activa una de las cuatro almazaras del Somontano. 

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La población se asienta sobre un terreno llano, a 522 m. Dos calles de largo desarrollo agrupan el mayor número de viviendas muchas de las cuales conservan bellos patios empedrados con cantos rodados, conformando diseños geométricos. Rodear la localidad por las eras situadas entorno, permite admirar cuidados huertos y pasear por antiguos caminos cercados por muros de piedra.

Conserva un antiguo torno convertido en centro de visitantes donde sumergirse en el apasionante mundo del olivo y el aceite.

La iglesia parroquial, dedicada a San Juan, es un bello edificio de aire medieval, de pequeñas dimensiones, sencillo y recogido.

El visitante podrá disfrutar del carácter amable de sus gentes durante las fiestas mayores, a finales de agosto, en las que destaca la tradicional ronda. Como en casi todas las poblaciones de la ribera del Vero, en enero, en honor a San Fabián y San Sebastián, se encienden grandes hogueras.

En las proximidades de Buera, a unos 4 km. de la población, se encuentra el Santuario de Santa María de Dulcis cuya techumbre está decorada con bonitas yeserías mudéjares. De camino al cual se puede contemplar el pozo de hielo.

 

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El municipio de Hoz-Costean comprende las localidades de Montesa, Hoz de Barbastro, Salinas de Hoz, Costean y Guardia (hoy deshabitado), todas ellas situadas en las proximidades de la Sierra de Salinas. En sus faldas los bancales arrancan al monte pequeños retajos de tierra donde tradicionalmente se han plantado olivos y almendros.

El viñedo gana terreno en los ondulados montes del entorno de Montesa, una población con una privilegiada localización en las proximidades de Barbastro y a más de 500 m. de altitud.

Al final de la calle única y frente a una casa solariega del siglo XVIII adornada por el escudo de los Pano, se encuentra la iglesia parroquial de San Millán. El regular aparejo del muro norte y la raigambre gótica de la decoración de la portada (con delicadas molduras, bonitas ménsulas y finos baquetones inspirados en las formas del gótico) nos hacen pensar en un origen medieval para esta iglesia. Fue reformada en un momento temprano del siglo XVI, a juzgar por la factura de los nervios de la crucería (labrados en piedra arenisca) la sencillez el trazado de las bóvedas, las ménsulas de apeo de los nervios o el perfil levemente apuntado de las bóvedas. Al interior resulta un espacio sencillo y de armónicas proporciones, en el que las bóvedas de crucería estrellada cobran todo el protagonismo.

Montesa celebra sus fiestas en honor a San Martín, el 11 de noviembre. 

 

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