PUEBLOS
Coscojuela de Fantova
El origen de Coscojuela de Fantova, localidad que pertenece al término municipal de El Grado, se remontan muchos siglos atrás. De hecho en estas tierras se han encontrado restos arqueológicos del siglo I después de Cristo.
Coscojuela se encuentra asentada en la falda de una loma, a 630 metros de altitud, por lo que sus calles presentan grandes desniveles. Se halla en las inmediaciones de la vía que remontaba al Pirineo y en relación con esta hay que buscar sus orígenes. Este municipio en le época romana se llamaba Monte Cillas y sus restos arqueológicos se extienden por unas 12 hectáreas de terreno. Los hallazgos permiten afirmar que estuvo poblado desde el siglo II hasta al menos el siglo V de la era, época a la que pertenecen unas hermosas laudas sepulcrales decoradas con mosaicos, custodiadas en el Museo Arqueológico de Huesca.
Castillazuelo
El río ha propiciado desde la antigüedad el desarrollo de los pueblos de esta área del Somontano en la que los asentamientos humanos se han sucedido desde la prehistoria hasta nuestros días. Íberos, romanos, musulmanes, señores y vasallos...
Castillazuelo es una de las poblaciones del Parque Cultural del Río Vero que como pocas invita a viajar por el curso de la historia, de la naturaleza y de su huerta, mostrándonos el inmenso valor del agua y el ingenio de los hombres para aprovecharla. Hoy la población ofrece nuevos servicios turísticos y modernos equipamientos culturales, al tiempo que prosperan una rica agricultura y ganadería y una pujante actividad industrial.
El primer poblamiento creció al abrigo de la fortaleza medieval que da nombre al pueblo y domina el valle desde una altura rocosa conocida como Lugar Alto, un punto estratégico de primer orden. Debió de haber allí una torre de vigilancia islámica, que una vez ganado el lugar para los aragoneses fue fortificada. Se reutilizaron algunas dependencias islámicas y se edificó un pequeño templo románico. En el seno de la roca arenisca se excavaron túneles, pasos, aljibes y depósitos para el grano. De su histórico pasado apenas quedan en pie los restos arruinados del caserón que muy transformado, sirvió de residencia a los señores de Castillazuelo hasta época moderna.
Pero el poblamiento actual en la terraza fluvial del Vero, surgió en el siglo XVI. En 1531 los señores de Castillazuelo mandaron construir 26 viviendas para acoger a nuevos pobladores, al pie del castillo, al otro lado del río, en el lugar que llamaron Santa María de La Puente o Castillazuelo el Bajo.
Su estructura urbanística es distinta a la de otros pueblos del Somontano: las calles se articulan regularmente en forma de cruz, a partir de la gran plaza central en la que se encuentra la iglesia parroquial de San Salvador (siglo XVIII). Consta ésta de una sola nave, cubierta por bóveda de cañón con lunetos, cuyos arcos se decoran con sencillas yeserías de tradición mudéjar.
El barrio antiguo en la falda del monte (Ro Bario) y el nuevo poblamiento que creció de forma regular y bien planificada se comunicaban gracias a un esbelto puente de un solo ojo.
Este puente conduce al Centro de Interpretación del Río Vero, donde se nos presentan los usos históricos del río y los principales hábitat que se pueden encontrar en sus diferentes tramos.
El Centro de Interpretación del Río Vero es punto de partida e información de varios senderos que cuentan con señalización direccional e interpretativa y que recorren los lugares más atractivos del término municipal, entre el monte y la ribera. La mejor época para recorrerlos son los meses de primavera y otoño.
Castillazuelo celebra sus fiestas en torno al día 6 de agosto, festividad de San Salvador. El 1 de mayo acuden en romería al Monasterio de El Pueyo.
Lascellas
El municipio de Lascellas-Ponzano da la bienvenida al visitante que entra en el Somontano, tras cruzar el gran tajo abierto por el Alcanadre.
El discurrir encajonado del río en este tramo, tradicionalmente ha imposibilitado su aprovechamiento para el riego, vinculando a las gentes de la ribera a los secanos dedicados al cereal y más recientemente al viñedo.
Pero esa inaccesibilidad de las cornisas rocosas ha favorecido también la presencia aquí de algunas aves en peligro de extinción o muy vulnerables, como el alimoche, el águila real o el buho real, joyas de la naturaleza que surcan libremente los cielos del Somontano.
Lascellas es conocida por su fábrica de relojes de torre, que tradicionalmente han venido marcando el ritmo de la vida en muchos pueblos del Somontano y recientemente se ha incorporado a la lista de poblaciones que acogen prestigiosas Bodegas Denominación de Origen Somontano.
La Iglesia parroquial, aunque reformada en el siglo XVIII tiene origen medieval, lo que queda bien patente al exterior, en la rotundidad de sus muros y en los modillones (elementos a modo de pequeños bloques) que soportaban la cornisa original y al interior, en la bóveda de cañón apuntado que cubre su única nave. En la portada se reproducen motivos con simbología astral, propios de las construcciones civiles del siglo XVIII.
A las afueras de la población se encuentra al ermita de San Miguel, protogótica, de planta rectangular y cabecera recta, con cubierta de madera a dos aguas, sustentada por arcos apuntados de grueso perfil cuadrado. Su portada se decora con puntas de diamante.
Junto a la cabañera que ascendía hacia el Pirineo se encuentra la pequeña Ermita de San Antón (siglo XVII), santo patrón de los animales domésticos, vinculado a las tradiciones pastoriles. Es un excelente mirador del Somontano. Quedó casi arruinada al tiempo que se apagaba el sonido de las esquilas y se abandonaba la trashumancia. La ermita, obra de origen medieval, muy reformada en los siglos XVI y XVII, ha sido recientemente recuperada y la cabañera vuelve a estar transitada por cicloturistas y senderistas.
El día 8 de diciembre se materializa una promesa de agradecimiento a la Virgen por salvar al pueblo de una peste que lo asolaba: es la Procesión de los Descalzos.
Colungo
Los habitantes de Asque y de Colungo (poblaciones adscritas al mismo municipio) tradicionalmente se comunicaban a través del Puente del Diablo, erigido en un emplazamiento espectacular en el barranco del Fornocal.
Colungo es un magnífico lugar para emprender excursiones, acercarse a los puentes del Barranco de las Palomeras y de las Gargantas y contemplar los abismos que se abren entre los conglomerados del Fornocal.
Un paseo por el pueblo nos descubre antiguas casas solariegas de los siglos XVI, XVII y XVIII, como Casa Notario, Casa Broto y Casa Avellanas.
La iglesia parroquial , dedicada a Nuestra Señora del Pilar, fue erigida en el siglo XVI en estilo gótico tardío. Al exterior, las numerosas marcas de cantero nos remiten a la cuadrilla que trabajó en su construcción bajo la dirección del gran maestro Joan Torón.
Como en muchos otros lugares del Somontano, tradicionalmente se aprovechaba el vino agrio para la destilación del aguardiente; en la actualidad se elaboran aquí licores de café, té, frutas silvestres, orujo y sobre todo, el anís que ha hecho famoso a Colungo.
En la Demba de Nadal, a las afueras, se conserva una “olivera” milenaria, que aseguran los del lugar, fue plantada por los “moros”. Todos los años su dueño obtiene una cosecha excelente.
El Centro del Arte Rupestre es el lugar de información y punto de partida para iniciar un apasionante viaje por la prehistoria del Alto Aragón a través de las pinturas rupestres del Parque Cultural del Río Vero