El embalse de La Fondota se construyó a finales del siglo XVIII con la finalidad primordial de almacenar agua para el riego, pues aunque ningún río atraviesa las tierras de Azlor, sí existen en sus alrededores numerosos manantiales que alimentan arroyos y barrancos importantes como el de la Clamor.
Con sus algo más de 64 hm3 de agua embalsada, cuando se construyó a finales del siglo XVIII, debió ser uno de los mayores de todo el país. Las obras se iniciaron en 1795 y se prolongaron al menos durante 5 años. Hoy, tras su reciente acondicionamiento, permanece en uso.
El agua queda retenida gracias a un muro curvo (convexo hacia el exterior) de unos 50 metros, que cierra el barranco. Está realizado en sillería bien escuadrada y montada con piezas de grandes dimensiones, con algunos sillares almohadillados. Esta barrera retiene una lengua de agua de unos 100 m. de longitud. En la parte central se abre una pequeña cámara abovedada con medio cañón que sirve como desagüe. La presa tiene una altura sobre el terreno de 14,95 metros.
La construcción de una obra de semejante envergadura sólo pudo darse en circunstancias especiales. Fue posible contar con los abundantes recursos económicos necesarios por ser Azlor lugar de señorío.
Por otra parte, un proyecto de estas características sólo pudo gestarse en un contexto ideológico concreto, el de la ilustración, época en la que todo el país estaba imbuido de un espíritu reformista basado en el progreso. Se instó desde la Corte a las personas más influyentes y acomodadas de cada localidad para que colaboraran en el estudio de los problemas de la agricultura, la ganadería, las industrias, el comercio y las comunicaciones... La agricultura estaba en auge, aumentó la producción manufacturera y se intensificó el comercio. El momento era propicio y la acogida a proyectos como el del Embalse de la Fondota, fue entusiasta.
Además de como Embalse de la Fondota, se le conoce como “Pantano de los moros”, lo que apunta a un aprovechamiento de estas aguas en épocas muy remotas. En cualquier caso, la tradición popular atribuye a los moros muchas construcciones cuyos orígenes se pierden en la memoria, como el pozos fuente de los Moros, en Ponzano, el Pozo de hielo "d´os moros" en Buera o las balsas de Basacol en Alquézar...